22.7.08

Duele Tlaltenango


A Tlaltenango lo desgarró uno de sus tantos arroyos, El Jaloco, que atraviesa la ciudad de este a oeste. Cargado de las aguas que se casan infinitamente en la Sierra de Morones, el afluente destripó casas, calles, autos, animales… y ennegreció el hoy y el mañana de casi todos sus habitantes.

Llamé a P, pero la línea telefónica estaba cortada. Tampoco pude comunicarme con L y M quienes, según me dicen, se han volcado a ayudar a convecinos menos afortunados. La familia que vive en Tlaltenango está bien, todos. Tlalte, como le dicen los que conocen bien ese terruño, no se recuperará sin dejar cicatrices. No recuerdo una tragedia similar en 30 años.

Íbamos a su plaza en busca de raspados, a cenar taquitos dorados, a comer conos de cajeta en la feria de diciembre, a visitar a la familia paterna. Llegué a ir al cine y a la disco. Antes de que Internet llegara a Tepechitlán, también íbamos al ciber. En Tlaltenango eran las graduaciones de mis primos… Tepechi está a 20 minutos en carretera y soporta estoicamente esa tradicional rivalidad entre pueblos vecinos. Pero Tepechi es más pequeño, más pobre. Por eso Tlaltenango se enorgullecía de tener el único colegio privado, la única universidad -el Instituto Tecnológico Superior Zacatecas Sur con sus cuatro licenciaturas-, el único hospital y la zona comercial más activa del cañón.

Zacatecas es un estado incómodo para las estadísticas y los planes regionales. Zacatecas vive una pobreza más típica del sur siendo un estado del norte. Ese gran norte que (según dicen) tira del país, guarda justo en su centro a un estado de formas caprichosas y economía inestable. Tierra de revolucionarios y cristeros, de curas y cosechas, de desierto y nopalera. Más de la mitad de su población es rural, y su crecimiento poblacional es inferior a la media nacional porque, claro, la migración desangra a sus habitantes (su índice de intensidad migratoria lo coloca en el primer lugar nacional).

Y allí está Tlaltenango, ni siquiera entre los cinco principales municipios, pero encabezando la actividad de una zona que recoge lo que puede entre las dos capitales cercanas: Zacatecas y Guadalajara.

La tromba que inundó Tlaltenango dejó 15 mil damnificados, decenas de desaparecidos y, desgraciadamente, muertos. Entidades gubernamentales han enviado su apoyo, así como otros municipios vecinos, organizando acopio de víveres y alimentos. Los migrantes zacatecanos, a través de los clubes fundados en Estados Unidos, también colaboran.

El gobierno del Estado abrió una cuenta bancaria en Banorte para donativos económicos: número 0821020697, sucursal 821 a nombre de la Secretaría de Finanzas de la entidad. Asimismo, la Federación de Clubes Zacatecanos del Sur de California ofrece una cuenta en una institución norteamericana.

(Autoría de la imagen: Guillermo Tapia/El Sol de Zacatecas)

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